La Denominación de Origen Toro es una DO muy joven,
aunque en realidad, si hay una zona con tradición secular
en la elaboración de vinos, ésa es Toro. El cultivo de la vid y la
comercialización de vinos se funden con la propia historia de la zona. Se sabe
que se elabora vino en Toro desde antes del asentamiento de los romanos
en la Península Ibérica. En la Edad Media los vinos de Toro gozaron de
privilegios reales, ya que se permitía su comercialización en ciudades donde la
venta de otros vinos estaba prohibida y fueron considerados vinos de gran
calidad. Durante el siglo XIX se exporta en grandes cantidades a Francia para
suplir la falta de vino provocada por la filoxera. Cuenta con
un privilegiado patrimonio de viñedos prefiloxéricos (pie franco), dado que fue
una de las escasas regiones que escaparon de la plaga de la filoxera que arrasó
los viñedos europeos a finales del siglo XIX y principios del XX. Pero, no es
hasta 1970 cuando se dan los primeros pasos para crear lo que en 1987 se
convertiría en la Denominación de Origen Toro que hoy conocemos.
Desde su nacimiento la DO Toro ha experimentado una
gran evolución tanto en la forma de elaborar sus vinos como en la calidad de
los mismos y se ha convertido en una zona emergente con mucho futuro y
proyección. El número de bodegas se ha triplicado en los últimos 15 años (ahora
mismo cuenta con 51 bodegas) y muchos de los recién llegados son importantes
grupos bodegueros de Rioja y Ribera del Duero. Es el caso de la familia Álvarez,
dueños de Vega Sicilia de Ribera del Duero, que han instalado sus Bodegas y
Viñedos Pintia, de la familia Eguren de la Rioja conocidos por su Sierra
Cantabria o San Vicente, que fundaron las Bodegas Numanthia y de la Bodega
Hijos de Antonio Barceló, conocidos por su Viña Mayor de Ribera del Duero. Pero
no hay que olvidarse de las bodegas históricas de Toro, como las Bodegas Fariña,
que han apostado por evolucionar y crecer, dando renombre a Toro.
La zona de producción de los vinos amparados por la
D.O. Toro se encuentra situada al sureste de la provincia de Zamora y suroeste
de la provincia de Valladolid. Está bañada por el río Duero y comprende parte
de las comarcas naturales de Tierra del Vino, Valle del Guareña y Tierra de
Toro y linda con los páramos de Tierra del Pan y Tierra de Campos. La extensión
total de la zona abarca 62.000 Has. de terreno, aunque solo 8.000 Has. Están dedicadas
a viñedo, de las cuales 5.800 están registradas en el Consejo Regulador. El
clima de la DO Toro es especialmente extremo, con inviernos muy fríos y veranos
muy calurosos y secos y con un gran número de horas de sol, lo que da a la uva
una calidad excepcional. Cuenta con una variedad autóctona, la Tinta de Toro,
aunque también se cultivan otras variedades como Garnacha, Verdejo y Malvasía.
Los vinos tintos se elaboran principalmente con la variedad Tinta de Toro, buscando siempre el grado de madurez necesario para obtener vinos donde el equilibrio de sus componentes redunden en la notable calidad de los vinos. La uva despalillada se encuba en depósitos donde fermentará en presencia de los hollejos durante un tiempo que dependerá del tipo de vino a obtener. Así los vinos jóvenes tendrán encubados más cortos y los vinos destinados a envejecimiento en barricas de roble bordelesas tendrán maceraciones más largas, extracción que la barrica domesticará con el paso del tiempo, potenciando la longevidad de los mismos. De esta uva se obtienen vinos de marcada personalidad, estructurados, frescos e intensos. Además tienen una elevada graduación alcohólica, que puede llegar a los 14 grados y un gran cuerpo, un aroma franco, un color intenso y una expresión amplia y equilibrada a su paso por boca. Pero su rasgo más notable es la fantástica astringencia que le confieren sus taninos.
Los vinos tintos se elaboran principalmente con la variedad Tinta de Toro, buscando siempre el grado de madurez necesario para obtener vinos donde el equilibrio de sus componentes redunden en la notable calidad de los vinos. La uva despalillada se encuba en depósitos donde fermentará en presencia de los hollejos durante un tiempo que dependerá del tipo de vino a obtener. Así los vinos jóvenes tendrán encubados más cortos y los vinos destinados a envejecimiento en barricas de roble bordelesas tendrán maceraciones más largas, extracción que la barrica domesticará con el paso del tiempo, potenciando la longevidad de los mismos. De esta uva se obtienen vinos de marcada personalidad, estructurados, frescos e intensos. Además tienen una elevada graduación alcohólica, que puede llegar a los 14 grados y un gran cuerpo, un aroma franco, un color intenso y una expresión amplia y equilibrada a su paso por boca. Pero su rasgo más notable es la fantástica astringencia que le confieren sus taninos.
Además, dadas las excepcionales condiciones climatológicas que hay en la zona, la variedad Tinta de Toro madura temprano, lo que hace que se den las condiciones perfectas para que las bodegas elaboren vinos por el sistema de maceración carbónica, fragantes, frescos y aromáticos, que se empiezan a comercializar a partir del mes de noviembre, dentro del mismo año de la recolección de la uva.
Para que un vino tenga mención de “Crianza” el vino
deberá tener un mínimo de dos años naturales de los cuales y durante un período
mínimo de seis meses habrá permanecido en barrica de roble. Para ser considerado
“Reserva”, el vino deberá tener
un mínimo de tres años naturales, donde se someterá a un proceso de
envejecimiento mixto en barrica de roble (doce meses mínimo) y botella. Y para
que sea contraetiquetado como “Gran
Reserva” el vino deberá tener un mínimo de cinco años naturales, donde
se someterá a un proceso de envejecimiento mixto en barrica de roble, con un
mínimo de dieciocho meses y botella. Por último, a mención de criado,
envejecido o madurado en “Roble”
obedece a una demanda del consumidor, donde la bodega adapta el perfil de un
vino a un proceso de crianza mixto en barrica y botella atendiendo a un
riguroso seguimiento y control de la Denominación de Origen.
Pero en Toro no todo es tinto. La segunda variedad de
la denominación es la blanca malvasía, que ocupa 507 hectáreas y produce vinos
de color entre amarillo pálido y amarillo verdoso y una boca con un final
ligeramente amargoso. Todo ello sin olvidar los rosados, elaborados con tinta
de Toro y garnacha, mezclando ambas o como mono-varietales. De color rosáceo,
presentan notas de frutos rojos maduros y en la boca son carnosos y afrutados.
Me gustan mucho los vinos de Toro, por eso una de mis
primeras entradas de este blog profundizó en uno de los vinos estrella de la
zona, el Pintia de la familia Álvarez, aunque no es el único. Hay que destacar
también los vinos de las Bodegas Fariña (Primero, Colegiata, Gran Colegiata y
Dama de Toro), los de las Bodegas Numanthia (Numanthia, Termes y Termanthia),
los de las Bodegas Finca Anzil (Finca Anzil y Viña Mayor) o el de las Bodegas
Viñedos Maurodos (Viña San Román). Y seguro que hay muchos más y sobre todo los
habrá.
Disfrutad de su cuerpo, de su estructura, de su grado
alcohólico y de sus taninos.
Gracias Fernando, por la dedicación, una entrada muy interesante!
ResponderEliminarSe lo voy a enlazar a mi familia de procedencia Zamorana
Habrá que quedar a beberse unos variaditos de Toro!
Un abrazo!
Me alegro que te guste.
ResponderEliminarDame todas las ideas que quieras.
Un abrazo!!