“¡Estás
loco! No llegarás a ningún sitio saltando al revés. Me dijo mi profesor de
gimnasia en el instituto. Creo que su falta de confianza fue lo que más me
animó a insistir, a atreverme con algo así. Saltar de espaldas, mirando al
cielo, me daba otra perspectiva de las cosas. Me ayudaba. Recuerdo un artículo
de un periodista que escribió: cuando sus competidores empezaron a encontrar
limitaciones en sus piernas, Dick Fosbury empezó a saltar con el cerebro. Me
gustó. Creo que después de todo solo tuve la valentía de atreverme a cambiar.
Pensé que merecía la pena intentarlo”.
Dick Fosbury
“¿Locura?
Locura es hacer siempre lo mismo y pretender resultados diferentes”
Albert Einstein.
Francamente, poco más se puede
añadir después de las palabras de Dick Fosbury y de la aseveración de Albert
Eisntein. La innovación lleva al éxito en cualquier disciplina de la vida, por
eso siempre hay que apostar por ella y hay que aplaudir a los que lo hacen.
Richard Douglas Fosbury, conocido como Dick Fosbury,
nació el 6 de marzo de 1947 en Portland, Oregón (Estados Unidos). A los 11 años
comenzó a entrenarse en el salto de altura. Por aquel entonces
casi todos los saltadores utilizaban el sistema de rodillo ventral basado en
sobrepasar el listón frontalmente, pero Fosbury saltaba a tijera.
A los 16 años Fosbury había hecho su mejor marca personal, pero no
lograba progresar más. Se había estancado y era incapaz de saltar por encima de
1,70 metros. El mayor problema lo constituía su gran altura (1,93 m), pero también
fue lo que le hizo pensar en otra forma de saltar, y pensó en un nuevo sistema
que se adecuara más a sus características físicas y que consistía en acometer
el salto de espaldas. Como el mismo decía: “Creo que no
hice nada extraño. Era el estilo más natural que podía haber, ya que el giro
que inventé en el aire no es nada difícil de realizar”. Bien es cierto que su innovación fue posible gracias a que ese mismo año, 1963, se instalaron
colchonetas detrás del listón, de forma que los saltadores podían despreocuparse
de la caída, lo que, ni mucho menos, quita merito a la misma. En realidad se tiene constancia que un joven de otro instituto,
Bruce Quande, ya probó realizar el salto de espaldas en 1959 con dolorosos
resultados.
Los detractores de la nueva técnica no tardaron en llegar. Sus
entrenadores le criticaban por antiestético y sus compañeros le consideraban un
chalado. Lejos de rendirse y pese a que no conseguía grandes progresos en sus
primeros años, continuó entrenando su técnica hasta definitivamente dominarla.
En 1965 ya era capaz de saltar 1,80 metros.
Ese mismo año Fosbury se matriculó en la carretera de Ingeniería Civil en la Universidad de Oregón y siguió entrenando su técnica de salto, pese a que
su propio entrenador Berny Wagner, le recomendó abandonar el salto de altura y
buscar otras modalidades deportivas más acordes a sus aptitudes.
Afortunadamente, Fosbury tenía una fe ciega en sí mismo y en su forma de saltar
y tres años después, en 1968, ganó el título universitario de Estados Unidos y
se clasificó para los Juegos Olímpicos de México, consiguiendo sobrepasar los
2,21 metros. Su entrenador tuvo que admitir que Dick Fosbury, con su extraño
estilo, era un genio.
El 20 de octubre de 1968, el último día de los Juegos Olímpicos de México, se disputaba la final de salto de altura y Fosbury había llegado a ella. Tras dos intentos fallidos, en el tercer y definitivo salto, Fosbury se convirtió en leyenda deportiva, superandi los 2,24 metros, consiguiendo un nuevo record olímpico y ganando la medalla de oro. Por esta
época el récord mundial estaba en poder del soviético Valeri Brumel con 2,28 m
desde 1963, usando
la vieja técnica. Fosbury intentó batirlo con un salto sobre 2,29 m, pero no lo
consiguió. De hecho Fosbury nunca llegó a saltar esa altura, lo que alimentó el
escepticismo sobre la efectividad del nuevo método. Aun así año tras año lo
fueron poniendo en práctica más saltadores, hasta que se demostró que era un
método mucho más efectivo desde el punto de vista biomecánico, ya que permite
dejar menos espacio entre el centro de gravedad del saltador y el listón, lo
que permite ganar mayor altura. Hoy todos los saltadores profesionales utilizan
su método conocido como el “Fosbury flop”.
“La
popularidad actual de mi forma de saltar es un premio maravilloso a cuanto tuve
que aguantar y padecer. Era un estilo que no gustaba. Cuando lo practicaba en
el gimnasio del instituto, todos se reían de mí e incluso me consideraban un
chiflado y un snob por salirme de las normas establecidas, hasta que gané en
México 1968 y pasé a ser un héroe”.
Dick Fosbury
Dick Fosbury se retiró tras no lograr la clasificación para ir a
los Juegos Olímpicos de Munich 1972 pese a su gran juventud. Su único triunfo
importante fue el oro Olímpico, pero siempre será una leyenda del deporte
porque él y su valentía cambiaron la historia y la forma de entender el salto
de altura y sobre todo demostró que la innovación siempre lleva al éxito.
Gran artículo Fer. Muy inspirador. Me dan ganas de innovar e intentar aprobar el Máster sin estudiar y dedicándome exclusivamente a la meditación y a la vida contemplativa.
ResponderEliminarNo sin coñas, me ha gustado mucho. Fosbury es un personaje que siempre me había llamado la atención y me alegra haber aprendido su historia en detalle. Un abrazo!
Vernon, la innovación y el trabajo no están en absoluto reñidos, sino todo lo contrario, la innovación conlleva esfuerzo y trabajo. Fosbury estuvo años entrenando su técnica hasta que llegó a dominarla y vió que era capaz de competir y ganar. En tu caso, primero tienes que dedicar tus esfuerzos al estudio para dominar aquellas disciplinas que consideres más interesantes para tu desarrollo profesional, pero después deberías tener presente que la innovación, por estúpida que parezca, en cualquier materia, es garantía de éxito, siempre que se persevere en llevarla a cabo.
ResponderEliminarGracias y un abrazo!!!!!