No cabe
ninguna duda de que la figura de Jean Pineau no solo es fundamental para el
desarrollo y la modernización del vino de La Rioja y en consecuencia del vino
español, sino que con mucha probabilidad nuestro actual vino no sería el mismo
sin su crucial aportación, o quizá sí.
Desde luego,
todo aquel que tenga un cierto interés por el mundo del vino ha oído hablar de
la existencia de Jean Pineau y de su importante influencia en el vino de La
Rioja, pero también estoy seguro que hay mucha gente a la que le atrae el vino que
desconoce de su existencia y de su importancia. Para todos ellos, para los que
saben de él y para los que no, está dedicado este post.
Jean Pineau
Fourteau nació en Blanquefort el 16 de mayo de 1823 en el seno de una familia
dedicada al mundo de la vitivinicultura. Desde muy pequeño aprendió el arte del
viñedo, la vinificación y la tonelería al lado de su padre François Pineau
Dugay con el que trabajó en el Chateau Lanessan. Fue el pequeño de tres
hermanos, de ahí su sobrenombre “cadiche” – “el peque” – que asumió muy
gustosamente. Se casó con Petronila Seguin y tuvo dos hijos, Jean en 1847 y
Carlos en 1849.
En 1862, el
Diputado General de Vitoria, Pedro Egaña, encarga a Don Guillermo Hurtado de
Amézaga, Marqués de Riscal, que por aquél entonces residía en Burdeos y era un
gran conocedor del mundo social y mercantil bordelés, la contratación de un
experto en la elaboración de vinos al estilo moderno.
El Marqués de
Riscal y su hijo Camilo, ven en Jean Pineau, experto en la elaboración del vino
bordelés, la persona idónea y el 12 de junio de 1862 firman en Burdeos un
contrato el Marqués de Riscal, como apoderado del Diputado General de Vitoria y
en nombre de la Diputación Foral de Álava y Jean Pineau, mediante el cual éste
se compromete a prestar sus servicios a la Diputación alavesa, con el objetivo,
tal y como reza el contrato, “de introducir
y practicar en adelante en la provincia de Álava el mismo método seguido en el
departamento de la Gironda para todo lo que tiene relación a las viñas, a las
vendimias, a la fabricación de los vinos y enseguida a las operaciones para su
conservación durante varios años (como se está en la costumbre de hacer en este
país).”
El 13 de
agosto de 1862, en plena preparación de la vendimia que promete ser muy
generosa, lo que facilita el dejar un 10% para experimentar los métodos
propuestos por Pineau, se reúnen en Laguardia los propietarios de viñedos de
los pueblos que se han prestado al experimento. El Marqués de Riscal por
Elciego, el Conde de Salazar Don Manuel Cortázar por Laguardia, Jose María
Olano por Samaniego, Francisco Paternina por Labastida y Vicente Payuesa y
Domingo Laseras por Salinillas. Las condiciones del experimento fueron las
siguientes:
- Se producirían por el método de Pineau tres barricas de roble americano, tres barricas de roble del país y una cuba tradicional con mínimo de 50 cántaras.
- La propiedad del vino elaborado sería de los cosecheros, pero no se podría poner a la venta hasta que Pineau diera la autorización.
El vino que
elaboró Jean Pineau fue de gran calidad y efectivamente satisfizo a los empresarios
que habían apoyado el experimento, pero el mercado español en aquel momento no
tenía esa referencia, con lo que se impulsa una campaña institucional desde la Diputación de Álava
para promocionar el “Medoc Alavés” como se dio a conocer el vino elaborado con
los métodos implantados por Pineau.
Efectivamente
con esa etiqueta participan en la Exposición Internacional de Bayona de 1864,
donde obtienen una medalla de oro y en la de Burdeos al año siguiente, donde
obtienen nominaciones de plata y bronce. Al mismo tiempo se hacen campañas en
toda España, principalmente en Madrid, donde el vino “Medoc Alavés” es magníficamente
aceptado.
Pero a pesar
de que la experiencia parece excepcionalmente positiva para los empresarios
alaveses y abre muevas expectativas en el mundo del vino en España, los
productores carecen de medios y espacio para conservar los vinos, de forma que
en 1968 termina el contrato de Jean Pineau con la Diputación de Álava y por
tanto parece que termina su “aventura española”.
Pero no es
así, ya que acto seguido el Marqués de Riscal contrata a Pineau para hacerse
cargo de su nueva bodega. El proyecto que ha acometido el Marqués de Riscal es
muy sólido: con la llegada de Pineau a Álava en 1862 comenzaron a construir una
bodega moderna y espaciosa para elaborar los vinos al estilo propuesto por Jean
Pineau y precisamente ese año ya está finalizada para recibir la cosecha de
1868 y por tanto con su inauguración existe espacio para almacenaje más que
suficiente; desde 1862 se ha ido elaborando parte de las cosechas según el nuevo
método; tanto Don Guillermo como su hijo Camilo están decididos a implantar en
La Rioja, de forma definitiva, la nueva forma de elaborar vino. Jean Pineau es
la guinda del proyecto.
Guillermo y
Camilo Hurtado de Amézaga dan a Jean Pineau poderes absolutos: movimiento de
dinero, cambios y variaciones en las producción, plantaciones, ampliaciones de
la bodega, etc.…. Y la Bodega Marqués de Riscal comienza a forjar su leyenda de
la mano de Pineau.
Pineau residió en la Calle Concepción nº 10 de
Elciego con su familia, estableciendo en los bajos de esa casa la primera
oficina comercial de la marca “Marqués de Riscal”. Fue una persona dedicada a
su trabajo, muy austera y muy respetada en Elciego, donde dejó un grandísimo
poso como hombre bueno, responsable y solidario. Ayudó a restablecer el
equilibrio de las cuentas municipales en varias ocasiones a lo largo de la década
de los setenta; durante la Segunda Guerra Carlista forma parte de la Junta de
ciudadanos con poderes que nombra el Ayuntamiento; en 1883 es nombrado por sus
vecinos comisionado para reclamar a la Diputación de Logroño y gestionar el
cobro de las expropiaciones de terrenos para la construcción del trayecto del
puente hasta la estación de Cenicero.
En resumen, Jean Pineau es uno de los personajes más
importantes del desarrollo y la evolución del vino riojano y por ende del vino
español. Fue el gran artífice del cambio en la elaboración del vino al estilo
francés, que proporcionaba vinos mucho más duraderos en el tiempo y mucho más
suaves y sabrosos, sin necesidad de incrementar la graduación alcohólica de
forma artificial para darles longevidad. Fue el gran artífice del cambio de
ideas en los terratenientes y cosecheros alaveses, que poco a poco fueron
incorporando en sus bodegas una nueva forma de trabajar la vitivinicultura y
que poco a poco fueron abriendo sus miras a nuevos mercados. En definitiva es el “mago” de lo que muchos
entendidos han denominado la “revolución vinícola” del vino de La Rioja y al
que tenemos que agradecer mucho de lo que hoy en día es el vino español, un
grandísimo vino de una calidad excelente y de un precio aun asequible.
Gracias Juan!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario