Los Crianza de Arzuaga son vinos que me gustan
especialmente. Todos los que he tenido el placer de probar (Crianza 2004, 2005,
2006, 2007 y 2008), aunque ni mucho menos son iguales, poseen un par de características comunes:
- No dan la sensación de ser unos vinos típicos de la Ribera del Duero ya que no tienen tanto tanino ni tanta acidez como los vinos clásicos de esta D.O. y además tienen mucha madera que se deja notar tanto en nariz como en boca.
- Son vinos que evolucionan en nariz y cambian radicalmente desde que se descorcha la botella y se hace la primera cata, hasta que, una vez oxigenado y sobre todo reposado, se cata una segunda vez, y otra vez más.
Las bodegas Arzuaga-Navarro, S.L., enclavadas en el corazón de la Ribera del Duero, en Quintanilla de Onésimo (Valladolid), fueron fundadas por Florentino Arzuaga a principios de los años 90. Poco a poco se fueron haciendo un nombre, fundamentalmente porque apostaron por una uva de grandísima calidad, en detrimento de grandes cantidades de producción, porque invirtieron mucho tiempo y recursos en el cuidado de la uva para así poder vencer el duro clima castellano y porque en poco tiempo consiguieron elaborar un gran vino con una cierta complejidad y muy elegante.
El enólogo Jorge
Monzón se incorporó a la bodega hace 8 años para dar un nuevo impulso a la
bodega, aunque siguiendo las pautas de buen hacer que desde su fundación
caracterizaron a esta bodega.
La finca “La Plata” goza de una situación privilegiada
para el cultivo de la vid. Verdadero balcón al río Duero, sus cepas reciben el
sol y la humedad necesarias para la perfecta maduración de la uva. Suelo, clima
y orientación privilegiada son las coordenadas de los viñedos de Arzuaga
Navarro en los que se cultivan las variedades que son la base para la
elaboración del Crianza Arzuaga
Concretamente, el Arzuaga Crianza de 2008, es, desde mi
punto de vista, un fantástico vino a un precio muy razonable (14 € - 15 €)
elaborado con Tempranillo (90%), Cabernet Sauvignon (7%) y Merlot (3%) de viñas de 20 años cultivadas
de manera tradicional y del que se han producido 450.000 botellas bordelesas de
75 cl (también hay disponibles en el mercado medias botellas de 37,5 cl para
poder disfrutarlo sin compañía y Mágnum
de 3 l, 5 l y 9 l). Su elaboración se ha realizado con uva vendimiada a mano en
su punto óptimo de maduración, encubadas después de ser despalilladas en cubas
de acero inoxidable de 30.000 litros para una lenta fermentación alcohólica a
unos 27º C durante 15 días. Posteriormente una crianza de 16 meses en
barricas 60% roble francés y 40%
roble americano da origen a un vino
potente y frutal, pero con elegancia y finura.
El Arzuaga Crianza de 2008 tiene un color rojo picota, con bonitos brillos. En
nariz evoluciona con rapidez. Una vez que se abre y oxigena moviendo la copa,
se pueden distinguir matices de frutos
tostados, pero en reposo, con la copa parada, se perciben notas de caramelo, vainilla y regaliz. Es,
francamente fascinante poder diferenciar aromas tan distintos en un mismo vino.
Los aromas primarios se aprecian a
copa movida y los aromas terciarios a
copa parada. La entrada en boca es muy suave. Es un vino que llena la boca,
equilibrado y denso, con sensaciones
frutales y madera muy
reconocible. Tiene un post-gusto largo y agradable ya que no es nada astringente por su poca acidez y tanicidad.
No dejéis pasar la oportunidad de disfrutarlo. Y si os acordáis de lo descrito en este post, seguro que podréis apreciar algunas de las cosas que os he contado.
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