jueves, 13 de octubre de 2011

Pintia: un Toro extraordinario


Cuando la familia Álvarez (dueños de Vega Sicilia, Alión y del Tokaj Oremus) decidió iniciar este proyecto en Toro, prácticamente nadie dudaba de su éxito. Yo ya era un gran amante de los vinos y estaba inmerso en este mundo tan atractivo y apasionante. Y efectivamente, en los círculos del mundo del vino se comentaba que estaba naciendo un proyecto muy interesante, un proyecto que prometía. Estoy hablando de finales de los años 90.

El proyecto, se gestó hacia 1996 y se concretó entre 1997 y 2000 con la compra del viñedo viejo del que ahora se obtiene la uva para elaborar Pintia. Pero tuvimos que esperar hasta 2004 para poder probar el primer vino. Ese año comenzó a comercializarse la cosecha de 2001. La producción fue de unas 40.000 botellas pero pude tener el privilegio de probarlo ese mismo año 2004. Y me gustó mucho. Me pareció un vino extraordinario en el que claramente prevalece la fruta, prevalece la uva y prevalecen los aromas de la fermentación alcohólica y maloláctica, como en la mayoría de los vinos de Toro, pero es mucho menos tánico y además, incorpora aromas muy elegantes de la crianza en roble, aunque siempre quedan en un segundo plano.

Y después llegaron los vinos de las cosechas de 2002, 2003, 2004, 2005 y 2006. He tenido la suerte de poder probarlos todos excepto el de 2002 y todos mantienen, con algunos pequeños matices, la misma estructura: prevalencia de la fruta y toques de madera elegantes.

La bodega toresana de la familia Álvarez cuenta con el equipamiento enotécnico más moderno y un diseño que permite trabajar en las mejores condiciones, disponiendo de cámaras para refrigeración de la uva, tinos de madera para fermentación y un amplio parque de barricas que se renueva cada año. El total de la superficie de viñedos propios de Pintia, todos ellos dedicados a la variedad tinta de Toro, es de 106 hectáreas, casi todos ellos ubicados en San Román de Hornija, localidad zamorana en la que se encuentra la bodega.

Pintia es un vino elaborado 100% con uvas de la variedad tinta de Toro de viñedos de entre 25 y 50 años. Los racimos seleccionados son refrigerados antes del despalillado en cámaras de frio, donde permanecen 12 horas para hacer descender su temperatura de 25º C a 5º C. Una vez enfriada la uva se selecciona en mesa y pasa a tinos de roble en los que se inicia la maceración en frio a 7º C que dura de 4 a 6 días y posteriormente comienza a fermentar en contacto con los hollejos y a una temperatura que no supera los 28º C. Posteriormente se realiza la crianza en barricas nuevas de roble francés Nevers (70 %) y americano (30%) de forma que se protegen los aromas extraídos de la maceración en frío. El período mínimo de  barrica es de 12 meses y puede durar hasta 15. Finalmente, el vino se embotella sin filtrar y sin tratar por frío, y llama la atención el doble sistema de control mecánico y químico de los corchos. El vino pasará otros 24 meses en la botella antes de ser comercializado, lo que le viene muy bien.

Se presenta en botella bordelesa de 75 cl. Tiene un alto grado alcohólico (15%) y puede permanecer en botella durante un largo periodo de tiempo. Se recomienda su consumo a una temperatura de entre 16º C y 18º C previa decantación. Es un muy buen acompañante de todo tipo de carnes y caza. La relación calidad precio es excelente, aunque es un vino caro (30 €).

A todo aquel que no lo haya probado, le animo a que lo haga. Estoy seguro de que no le decepcionará.

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